
En el nuevo programa de “Con Buena Energia”, en colaboración con EsRadio Elche, Manuel Romero, Gerente de Etres Consultores y Doctor ingeniero de Caminos, analiza un tema que nos afecta a todos: qué sucede con la energía cuando no estamos en casa.
Aunque pensemos que al apagar los aparatos dejamos de consumir, la realidad es muy distinta. Los llamados “consumos fantasma” o consumos en stand – by pueden representar hasta un 10% de la factura eléctrica, incluso cuando creemos tener todo desconectado.
El consumo fantasma: la energía invisible que nunca duerme
Cuando apagamos e televisor, la impresora o el router, solemos crees que hemos cortado por completo el consumo eléctrico. Sin embargo, muchos aparatos permanecen en modo de espera o Sand-by, consumiendo energía de forma constante.
A esta energía invisible se le conoce como consumo fantasma, y según el Instituto para Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), puede representar hasta un 10% del gasto eléctrico de un hogar español. En países como Estados Unidos, esa cifra asciende al 25% del consumo total.
Manuel Romero explica que este tipo de consumo “no se ve, pero si se paga”. En otras palabras, aunque la casa esté vacía, seguimos gastando energía sin darnos cuenta, y eso se refleja cada mes en la factura.
Por qué tu factura de la luz no baja aunque no estés en casa
Una de las quejas más comunes entre los usuarios es: “no he estado en casa todo el mes y he pagado lo mismo por la luz”.
La respuesta está en la estructura de la factura eléctrica, compuesta por dos partes:
- Término fijo: lo que pagamos por la potencia contratada, independientemente del consumo.
- Término variable: el importe ligado al consumo real de energía.
Incluso si una vivienda permanece vacía, el término fijo. Los impuestos y cargos adicionales (IVA, impuestos eléctrico, bono social, etc.) garantizan que la factura nunca llegue a cero.
Pero más allá de eso, el consumo fantasma mantiene un gasto constante, derivado de aparatos conectados permanentemente aunque estén “apagados”.
Aparatos que consumen energía cuando no los usas
Los televisores, descodificadores, routers, impresoras, equipos de sonido y cargadores son los principales responsables de este consumo silencioso.
Pero hay otros menos evidentes que también suman:
- Calefactores de baño enchúfalos todo el año.
- Sistemas de iluminación con detectores de presencia.
- Equipos de domótica y automatización.
- Electrodomésticos con relojes o luces LED en espera.
En oficinas, colegios y hoteles, el problema se multiplica: ordenadores, monitores y equipos que quedan encendidos toda la noche pueden suponer un derroche energético importante.
Cómo detectar los consumos invisibles en casa
EL primer paso para reducir este gasto oculto es medirlo.
Se recomienda instalar enchufes inteligentes o sistemas de monitorización doméstica.
Por unos 30 o 40 euros se pueden adquirir dispositivos que registran el consumo de cada aparato en tiempo real.
Estos sistemas permiten identificar cuánta energía se está gastando cuando nadie está en casa o durante la noche.
En el caso personal del experto, su vivienda tenía inicialmente un consumo base tres veces superior al actual.
Tras varios ajustes, logró reducir la carga permanente a 50 W (equivalente a 1,2 kWh diarios o 438 kWh anuales), lo que representa un ahorro de 11% del consumo total anual y cerca de 70 euros al año.
Soluciones sencillas para eliminar el consumo fantasma
Reducir el gasto energético mientras no estás en casa no requiere grandes inversiones.
Basta aplicar algunas medidas prácticas y de sentido común:
- Desenchufa cargadores de móviles, tablets y pequeños electrodomésticos que no uses.
- Usa regletas con interruptor para desconectar varios aparatos a la vez.
- Configurara temporizadores o enchufes inteligentes para cortar la corriente automáticamente.
- Apaga el descodificador de televisión y otros equipos electrónicos cuando no se necesiten.
- Mantén los electrodomésticos limpios y en buen estado. Un frigorífico con las rejillas sucias puede consumir hasta un 20% más de energía.
- Educa a la familia o al equipo de trabajo: apagar monitores, ordenadores y luces al final de la jornada puede marcar la diferencia.
Estas acciones no solo reducen la factura eléctrica, sino que también contribuyen a disminuir la huella de carbono de cada hogar o empresa.
El impacto económico y ambiental de los consumos fantasma
Aunque un pequeño LED o un cargador parezcan inofensivos, el impacto acumulado es enorme.
En una vivienda media, estos consumos invisibles pueden alcanzar entre 70 y 150 € al año, dependiendo del número de dispositivos conectados.
Si lo extrapolamos a nivel nacional, el consumo fantasma podría representar miles de gigavatios hora anuales desperdiciados, con un impacto directo en las emisiones de CO₂ y en la estabilidad del sistema eléctrico.
Además, este tipo de consumo tiene una relevancia creciente en las políticas de eficiencia energética.
Reducirlo es una medida sencilla y efectiva que complementa las inversiones en energías renovables o mejoras en aislamiento térmico.
Consejos finales para ahorrar energía cuando no estás en casa
Para minimizar el consumo energético en ausencia, sigue estas recomendaciones clave:
- Identifica los aparatos que siempre están enchufados.
- Desconéctalos o usa regletas inteligentes.
- Evita los equipos milagrosos “ahorradores de energía” sin base técnica.
- Controla la potencia contratada: quizá estas pagando más de lo necesario.
- Revisa la eficiencia de tus electrodomésticos y apuestas por modelo con etiqueta A o superior.
- Aplica rutinas sostenibles: apagar completamente calefactores, televisores o routers por la noche o cuando te ausentes varios días.
Con estos pequeños cambios, una familia puede reducir su consumo eléctrico hasta un 15% anual, con un retorno económico y amaine inmediato.
Conclusión: la eficiencia también se mide cuando no estás
El episodio de “Con Buena Energía” nos recuerda que la eficiencia energética no depende solo del uso, sino también del descanso.
El consumo fantasma es un enemigo silencioso que afecta tanto al bolsillo como al planeta.
Conocerlo, medirlo y actuar sobre él es un paso esencial hacia una vivienda más eficiente y sostenible.
Apagar los aparatos no basta; debemos desconectarlos realmente.
Cada vatio que evitamos malgastar se traduce en menos emisiones, menos gasto y más conciencia energética.
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